
En líneas generales no consideramos a diario que contamos con derechos humanos, aunque estos funcionan como una especie de armadura que nos protegen; funcionan como las normas, ya que en ellas se encuentra explicado la manera de comportarse y actuan como los jueces, ya que se puede recurrir a ellos. Los Derechos Humanos son abstractos, semejante a las emociones, y de la misma manera que ellas, les pertenecen a todos, sin importar lo que suceda.
Son similares a la naturaleza ya que pueden ser violados; pero también son como el espíritu debido a que no pueden ser destruidos. Como lo hace el tiempo, los derechos nos tratan de la misma forma tanto a ricos, como a pobres, a viejos y jóvenes, a blancos y negros, altos y bajos. Nos ofrecen respeto y también nos obligan a tratar con respeto a quienes nos rodean. Así como podemos estar en desacuerdo con la bondad, la verdad y la justicia, al momento de definirlas, también hemos de reconocerlas cuando las vemos.
¿Cómo se pueden definir los derechos humanos para explicar lo que son?
Un derecho se trata de una petición que es justificada con los hechos: “tengo derecho a los productos que están en mi cesta de la compra si ya he pagado por ellos”. Los ciudadanos cuentan con el derecho a elegir a un presidente, si de esta manera lo garantiza su constitución. Los niños tienen derecho a ir al zoo, en el caso de que sus padres se lo han prometido. Ante tales situaciones, las personas pueden tener derecho a esperar, debido a las promesas o garantías hechas por un tercero.
Sin embargo, los derechos humanos se comportan como súper peticiones, aunque no dependen de las promesas o garantías de un tercero. Por ejemplo, el derecho a la vida de alguna persona no va a depender de otra persona que se haya comprometido a no matarla: su vida puede ser, pero su derecho a la vida no. El derecho a la vida tan solo depende de una sola cosa: de que somos seres humanos.
Aceptar los derechos humanos significa que se ha aceptado que todo el mundo tiene derecho a hacer tales afirmaciones: como persona tengo estos derechos, sin importar lo que diga o haga, tan solo porque soy un ser humano, al igual que los demás. Los derechos humanos son inherentes a todos los seres humanos como un derecho de nacimiento.
Reclamar los derechos humanos es, en última instancia, un derecho moral que se encuentra apoyado en los valores morales. Lo que significa en realidad mi derecho a la vida es que nadie debería quitarme la vida; pues sería un error hacerlo.
Quizás al momento de leer esto, nos encontramos de acuerdo en ello y es debido a que todos reconocemos que existen ciertos aspectos de nuestra vida, de nuestro ser, que deben ser inviolables y que nadie debería ser capaz de violar, ya que son imprescindibles para nuestro ser, quienes somos y lo que somos, son esenciales para nuestra humanidad y nuestra dignidad humana.